Lunes, 14 de octubre de 2019:
Querida Agnes, mi queridísima Agnes:
Llevas semanas
diciendo que en octubre siempre ocurre algo muy malo que deja temblando toda tu
vida y que te destroza el alma. Hace dos años, hubo incendios horribles en Galicia
por culpa de los cuales estuviste a punto de perder la cordura para siempre y,
el año pasado, se marchó de la vida una de las personas que más quieres y
quisiste. Este año, parecía que todo iría bien. En cinco días, íbamos a
Casarnos, por fin, después de tanto soñar con ese momento. Tal vez esté siendo injusta
o me esté precipitando, pero creo que estoy haciendo lo correcto tanto para ti
como para mí, sobre todo para ti. Ahora esto nos dolerá muchísimo. Puede que no
lo entiendas o que te niegues a entenderlo, pero sé que acabarás comprendiendo
que es lo mejor que puede suceder.
Como muy bien dije
antes, en cinco días íbamos a casarnos. Dije íbamos porque ya no va a ser así.
Esta carta es una despedida. Intenté decirte mirándote a los ojos todo lo que
aquí te escribiré, pero he sido completamente incapaz de hacerlo porque sé que,
si trataba de ser sincera contigo, acabarías convenciéndome de que estoy
equivocada y sé que lo harías por pena, no porque realmente lo pensases, y no
quiero que sigamos juntas porque te dé pena dejarme, porque eres incapaz de
aceptar que hace tiempo que lo nuestro ya no tiene sentido. Me has dicho ya, en
varias ocasiones, que no soy la misma contigo. Me has preguntado qué puedes
hacer tú para hacerme feliz, para conseguir que yo me sienta totalmente feliz.
Yo nunca supe contestarte. La decisión de marcharme acabé de tomarla ayer por
la noche, cuando me dijiste que no estabas segura de que casarnos fuese lo
mejor. Me confesaste que tenías dudas porque ya no era la misma contigo, porque
tienes la sensación de que desconfío de ti continuamente, de que no soy feliz y
mil cosas más que resonaban con fuerza en mi alma, alertándome de que tenías
toda la razón del mundo. Yo te dije que nada de eso tenía que ver con nuestro
amor, pero sí tiene que ver. Todo eso tiene que ver con nuestro amor porque, si
no estamos bien con nosotras mismas, difícilmente podremos estar bien con nadie
y mucho menos con nuestra pareja. Es esencial que estemos bien para poder hacer
feliz a la persona que queremos.
Agnes, yo sigo
amándote con toda mi alma. Juro que no podré amar a nadie más, que te amo como
jamás amé ni amaré a nadie; pero precisamente porque te amo estoy haciendo
esto. Voy a sufrir muchísimo. Sé que lloraré todo lo que no he llorado en mi
vida. Sin embargo, también me siento esperanzada. Vuelvo a Manresa, con mi
hermana. Trabajaré en su herbolario y, mientras, buscaré trabajo de profesora
porque ésa es mi vocación. También recuperaré mis prácticas religiosas y
ejerceré como sacerdotisa de un templo al que a veces suele ir mi hermana.
Tengo muchos motivos para dejar la vida que llevamos aquí; la que no es del
todo vida para mí. Si tú y yo fuésemos del todo felices, me quedaría
renunciando a todo lo que me hace feliz; pero no tiene sentido que siga
viviendo contigo si no me siento igual, si me siento tan incompleta, tan vacía.
No es que desconfíe
de ti. Es que desconfío de todo, del destino, de todo. En Ourense, yo no puedo
ser feliz contigo y, aunque te parezca injusto y egoísta, no puedo ser feliz
contigo en Ourense porque, continuamente, tengo la sensación de que no
pertenezco a tu mundo. Pasas la mayor parte de tu tiempo trabajando en la cafetería,
sintiéndote plenamente feliz por ello, compartiendo tus momentos con los grupos
musicales en los que participas y con la gente del partido. Yo no tengo nada
que ver con tu mundo. Antes sí formábamos parte del mismo mundo, cuando
vivíamos en Barcelona, cuando, precisamente, eras más infeliz y yo me sentía la
mujer más dichosa y feliz del mundo. Ahí radica el principal problema que
tenemos, que no puedo ser feliz si tú eres feliz y tú no puedes ser feliz en mi
mundo. Algo se quebró entre nosotras desde que regresaste a Ourense, pero hemos
tardado mucho tiempo en aceptarlo. Puede que sí hayamos vivido momentos
preciosos, pero siento que éstos fueron una despedida a todo lo que
compartimos.
Sigo amándote, pero
ahora ya no quiero estar contigo. No estoy bien siendo tu pareja. Prefiero que
seamos amigas, las mejores amigas del mundo, pero ya no podemos ser un solo
ser. Será lo mejor para las dos. Creo que lo piensas, que ya lo sientes.
Presiento que necesitas todo el espacio del mundo para ti. Incluso sé que has
llegado a pensar que ahora es cuando sientes que estás viva, cuando más
necesitas aprovechar todo el tiempo que has perdido lejos de tu tierra. Yo no
seré un obstáculo para que vivas.
Agnes, te quiero
muchísimo. No pienses nunca que te dejo porque ya no te quiero, al contrario,
te dejo porque te quiero demasiado y sé que yo no pego con tu mundo, que yo te
amargo la vida, que te corto las alas, que soy la única sombra que se interpone
entre la luz que tu tierra te da y tú. No quiero ser una nube que entorpezca el
brillo de tu vida. Quiero que seas libre. Llevo bastante tiempo meditando sobre
nuestra vida y siento que lo nuestro ya no tiene sentido. Lo tuvo cuando hubo
de tenerlo. Hay cosas que duran un tiempo establecido y hay que aceptar que
también tienen fin. Yo jamás creí que lo nuestro tendría fin hasta que te
reencontraste con Lúa hace más de un año, pero sobre todo desde que supe qué
había sido Lúa para ti. Fue tu primer amor. Puede que yo fuese tu amor de
muchas vidas, pero Lúa fue siempre tu único amor de esta vida. Tú y yo nos
reencontramos vida tras vida porque teníamos algo pendiente y sé que ese algo
es poder vivir nuestro amor el tiempo que tenía asignado. Siempre nos separaron
injustamente y, en esta vida, hemos podido estar juntas el tiempo que
necesitábamos, sin que nadie se interpusiese entre nosotras, nadie excepto Lúa.
Ella es la única que puede separarnos porque es el amor de tu vida, de esta
vida, y contra eso no se puede luchar. No me atrevo a pensar que tú y yo no
habríamos vuelto si ella no se hubiese ido, pero muchas veces lo pensé. Pensé
que, si ella aún estuviese viva, tú y yo no estaríamos juntas; pero eso ya no
importa, sin embargo. Ahora todo eso queda atrás. No siento que hayamos
fracasado, al contrario. Creo que habríamos fracasado si nos hubiésemos casado
ignorando esta realidad que ahora nos envuelve.
Agnes, eres una mujer
maravillosa. Estoy totalmente segura de que siempre serás feliz. Sé que podrás
encontrar a esa mujer que sí pueda compartir todo tu mundo contigo en cuanto te
lo propongas porque tienes un inmenso poder de seducción del que apenas eres
consciente. Yo he sorprendido a muchas y muchos mirándote embelesados, pero
también sé que, cuando yo me vaya, no querrás tener nada con nadie, y no lo sé
porque me lo hayas dicho varias veces, sino porque intuyo que ahora lo que
quieres es vivir sin compromisos, sin ceñirte a nada ni a nadie.
Por favor, nunca
dudes de que seguiré estando a tu lado siempre que lo necesites, que seguiré
siendo una de tus mejores amigas. Funcionaremos muy bien como amigas, lo sé,
porque yo siento que últimamente soy más tu amiga que tu pareja. No hay
culpables de esto. No tienes la culpa de nuestra ruptura y yo tampoco la tengo.
Son las circunstancias.
Te pido perdón por
dejarte justo hoy. Mañana hará un año que Lúa murió y sé que éste es un momento
horrible para tomar este tipo de decisiones, pero es que no quiero que lo
alarguemos más. Mi hermana me animaba a que lo hiciese cuanto antes, pero he
sido cobarde y he dejado pasar el tiempo estúpidamente. Perdóname, Agnes, por
si te hago daño, por si te hiero. No es para nada mi intención. Tengo que
reconocerte que no quiero estar mañana a tu lado. Yo nunca quise a Lúa. Nunca
sentí nada bonito por ella. Por eso pienso que no es justo que asista al
recordatorio que le vais a hacer todas las personas que sí la queríais. Mañana
va a ser un día muy triste y yo no quiero vivirlo contigo; pero no porque no me
sienta capaz de apoyarte, sino porque siento que yo no pinto nada ahí. No
quiero secarte las lágrimas que derramarás por una mujer a la que amaste puede
que más que a mí. Amaste a Lúa con una fuerza que yo no puedo aceptar. Lúa
sigue viva en tu vida. Sigue viva porque no dejas de recordarla y porque la
echas de menos siempre, en cada momento. Sé que piensas que es la única persona
con la que podrías compartir todo tu mundo, la única que te entendería de
verdad, con la que te entenderías sin secretos, sin sombras. Yo ya no puedo ser
nada de eso para ti y me duele tanto que casi no sé sentirlo.
No estoy huyendo,
Agnes. Tampoco me iría sin avisarte de ello. Te dejo esta carta para explicarte
todo eso que no soy capaz de explicarte en persona. No puedo, Agnes, no puedo
decirte esto mirándote a los ojos. No podría hacerlo porque el llanto no me
dejaría hablar. Ahora iré a la cafetería, cuando sean las nueve, y te
comunicaré que me voy, que vuelvo a Cataluña con mi hermana. Ya tengo preparada
toda la maleta. No me llevo muchas cosas, sólo ésas que siento que únicamente
me pertenecen a mí. Hay prendas de ropa mías que te pertenecen más a ti. Hay
libros a los que tú tienes más cariño que yo y minerales que se llevan mejor
contigo que conmigo. Me llevo lo justo y necesario para recordar quién soy. Iré
con mi maleta a la cafetería. Sé que te impactará mucho saber que me voy, pero
es lo mejor, Agnes, créeme. Sé que lo sabes. Intentarás retenerme, pero
acabarás dejándome ir porque entenderás que es inútil que prolonguemos una
relación que ya no se sostiene.
No sé si algún día
volveremos, pero no lo creo, Agnes. Te deseo lo mejor, que seas feliz siempre,
que puedas olvidarte para siempre de que estuviste enferma. Es natural e
incluso lógico que de vez en cuando tengas ataques de ansiedad, pero quiero que
te convenzas de que ya no estás enferma y no lo estás porque eres feliz. La
felicidad aleja cualquier sombra de enfermedad y hace que cualquier síntoma se
lleve con más calma.
No voy a alargarme
más. Disfruta de la vida todo lo que no pudiste disfrutar antes de volver a tu
tierra. Sé feliz siempre y nunca pierdas tu fortaleza, nunca dejes morir tu capacidad
de soñar y de sonreír. Tienes la sonrisa más bonita que jamás pude ver y eso no
cambiará nunca. Me gustaría morir mirándote a los ojos como hizo Lúa. Creo que
tuvo la muerte más bonita que pudo tener un ser humano. De momento, quiero
vivir mi vida todo lo que pueda y yo también tengo que recuperar mucho tiempo
perdido.
No te guardo nada de
rencor. Sigo queriéndote y apreciándote con todo mi corazón y eso no va a cambiar
nunca. Por favor, cuando te sientas capaz de hablar conmigo, llámame. Yo también
necesito tiempo para digerir nuestra ruptura.
Sé feliz, Agnes.
Te quiere,
Artemisa.
Es un final triste para la relación entre Agnes y Artemisa. Hemos vivido durante años sus más y sus menos, lo que han padecido por estar juntas y este, es el final que que uno menos espera. Entre ellas se han interpuesto muchas personas, pasaron por todo tipo de penalidades y su amor, siempre ha sido vencedor en todas las ocasiones...menos en esta. No es una crisis, no es un paréntesis, es el final definitivo. Es cierto que podrán ser amigas, pero...las cosas ya no volverán a ser lo mismo. Por estas dos últimas entradas, parece lo mejor. Es una despedida amable, sin odio ni rencor, pero sabiendo que sus caminos toman rumbos muy distintos y su amor será un recuerdo de un pasado a veces feliz, otras doloroso. Estas decisiones no son fáciles, sobretodo por el amor que todavía se tienen, pero Artemisa se sincera con Agnes y con ella misma y entiende que lo suyo, ya no tiene solución. Se puede leer entre líneas que sus planes en Manresa le entusiasman, que estar con su hermana, trabajar allí, recuperar su profesión y demás, es lo que realmente desea. Se siente fuera de lugar en Ourense y no encuentra sitio. A mi me da pena, esperaba un final para esta historia muy diferente. Recuerdo lo que escribiste en la historia de Agnes, que ambas vivían juntas, se hacían mayores y eran felices en una casa en un lugar tranquilo, no recuerdo si era una visión o que en esa versión de la historia sucedía, pero era bonito. Aunque ambas pueden ser felices y deben ser felices, se lo merecen, ya sea juntas o separadas. Estoy seguro de que Agnes será inmensamente feliz en Galicia, con su gente, con sus aficiones y sus cosas. Artemisa también, con su hermana y por fin, en un lugar donde se siente más integrada. Una entrada triste por un lado, pero por otro repleta de esperanza, de optimismo, de querer seguir adelante en busca de la felicidad y la paz interior.
ResponderEliminar