Lunes, 29 de abril de 2019
Hoy ha sido un día de trabajo muy intenso. Tengo la
sensación de que hay más gente en Ourense, pero también ocurre que estamos un
poco agotadas y cualquier cosa nos parece un mundo. No obstante, pienso que
Agnes sabe luchar contra el cansancio mejor que yo. A mí me cuesta, a veces,
encontrar la energía que me permita aguantar tantas horas trabajando, pero no
me ocurre esto porque no me guste mi trabajo, que sí me gusta, sino porque
quiero detenerme un tiempo para quitarme de encima toda la tensión que estoy
acumulando desde hace semanas y también necesito detenerme para curarme de la
decepción que siento con mi hermana. Estoy muy decepcionada con Casandra. Ella
lo sabe, pues se lo he dicho varias veces por mensajes de whatsapp e incluso
por teléfono; pero ella no reacciona. Es como si le dijese que mañana es
martes. Ni se inmuta. Estoy tan decepcionada con ella porque, en todas estas
semanas, ni se ha dignado preguntar cómo está Agnes, sabiendo perfectamente que
a mí me afecta mucho que Agnes esté mal. No estoy recibiendo nada de apoyo por
su parte. Nadie me pregunta cómo llevo que Agnes haya recaído, a nadie le
importan mis lágrimas, mis preocupaciones, mi insomnio, mi cansancio... Sólo
Agnes se da cuenta de que no duermo bien, sólo Agnes me cuida y me escucha,
pero a ella no puedo confesarle que estoy muerta de miedo por ella. No puedo
decirle que mi mayor preocupación es ella, es que esté mal, que vuelva a darle
otro ataque de ansiedad, que no encuentre las fuerzas para levantarse cuando
vuelva a caer. No puedo decírselo porque ella parece no darle importancia a su
estado de ánimo. Me ha dicho muchísimas veces que está segura de que puede
luchar contra la ansiedad, me ha dicho que no quiere darle importancia a esta
recaída porque, si se la damos, puede hacerse más fuerte. Tengo la continua
sensación de que Agnes está huyendo de sí misma. No quiere mirar a su
enfermedad a los ojos. Esquiva sin cesar el tema de la ansiedad y de sus
cambios de ánimo alegando que, si hablamos de la ansiedad, estamos atrayendo otro
nuevo ataque. Además, últimamente está diciendo cosas muy extrañas como que hay
una conspiración contra Galicia, que intuye que hay un grupo muy grande de
personas planeando destruir el mundo, que hay alguien por encima de nosotros
que nos domina, que nos vigila, que sabe dónde darnos para hacernos mucho daño.
Dice que ese alguien es ese grupo de personas que están conspirando y que
estamos vigilados desde todas partes, que ni siquiera en nuestra propia casa
estamos seguras. Al principio, me reí de esa idea tan espeluznante, pero
enseguida me di cuenta de que Agnes hablaba muy en serio. Incluso está
empleando tiempo en buscar datos extraños por Internet: fechas de hechos
horribles, distancias entre escenarios de atentados, biografías de personas
sospechosas de grandes crímenes... y más datos que se me escapan. Está
comparando fechas, distancias, nombres... Creo que está obsesionándose con el
tema y no quiero que ahora vaya pensando que hay un grupo de personas
vigilándonos y conspirando para hacer el mayor daño posible. Eso me parece
demasiado horrible para que pueda ser cierto. Lo único que sucede es que la
tierra está llena de gente malvada, punto. Me parece imposible creer que haya
una conspiración contra Galicia y que alguien esté encargándose de planificar
atentados en varios sitios a la vez. Me dice también Agnes que lo del cambio
climático y la contaminación también forma parte del plan de destrucción que
tienen estas personas. Le he preguntado cuál cree que es el motivo que tienen
estas personas para querer destruir el planeta y me ha dicho que todavía no lo
sabe, pero que lo descubrirá con el tiempo; aunque dice que el motivo no se
encuentra sólo en este presente, sino que es algo que viene de muchos siglos
atrás e incluso tiene la intuición de que ese grupo de personas pueden ser
hijos o nietos de otros miembros del mismo grupo que lleva conspirando contra
la vida del planeta tierra desde hace tantos siglos. Me ha dicho que los
motivos pueden ser científicos, pero también cree que todo esto está relacionado
con el deseo de gobernar toda la Tierra. Es imposible. A mí me parece una
locura... pero no me atrevo a decírselo. Espero que estas ideas se le vayan
rápido de la cabeza. Dice que el incendio de Notre-Dame y el de las termas da Chavasqueira
de Ourense están relacionados, que todos los atentados fuertes que hay
últimamente también lo están, que incluso las guerras también son otro plan.
Tiene una paranoia cada vez más grande con este tema, pero tampoco sé cómo
pedirle que se olvide de todo eso. No sé a quién contárselo porque, realmente,
no tengo a nadie con quien hablar, pero me parece que toda persona pasa por una
temporada así, en la que cree este tipo de cosas.
Salvo eso, todo nos va más o menos bien. Tenemos mucho
trabajo y hay días en los que no podemos irnos a dormir hasta, al menos, las
once de la noche porque no sólo tenemos trabajo en la cafetería, sino también
en casa, con Laila, con todo en general. Hay veces en las que,
incomprensiblemente, se nos acumulan las cosas, a las dos, nos da mucha rabia
ver que se ha pasado el día sin que hagamos la mitad de todo lo que teníamos
que hacer. Supongo que hay épocas así que acaban pasando y todo vuelve a la
normalidad... pero no sé cuándo ocurrirá eso.
También vivimos momentos muy bonitos, la mayoría de
los que vivimos lo son. Este fin de semana en la aldea fue precioso. El viernes
por la noche, estuvimos tocando música en la casa de Damián y nos lo pasamos
muy bien. Yo toqué la guitarra, que estoy aprendiéndome muchas canciones de Galicia,
y también llegué a cantar con Agnes otras que los emocionaron a todos.
Mas hay cosas que me preocupan mucho y no sé cómo
gestionar. Aparte de la recaída de Agnes, me preocupa mi anemia. No he
conseguido curarme del todo. Todavía tengo bastante anemia y no entiendo por
qué, ya que como muy bien, me alimento con mucho hierro... El doctor dice que
tendríamos que investigar de dónde me proviene porque, siguiendo la dieta que
sigo, la anemia ya tendría que haber remitido. Estoy muy asustada, la verdad.
Sé que no me pasa nada grave, o eso es lo que quiero creer. A lo mejor sí me
sucede algo grave, y no somos capaces de verlo. Agnes me tranquiliza mucho
siempre que le digo que estoy asustada, pero no conseguimos que se me quite
totalmente el miedo.
Yo sabía que vivir en Ourense no nos alejaría
definitivamente de los problemas. Yo era la primera que creía que la enfermedad
de Agnes no desaparecería tan fácilmente. Sé que incluso estas ideas tan
extrañas que tiene provienen de su enfermedad, son parte de su desequilibrio
anímico. No puedo olvidar que ella ha estado muy mal durante mucho tiempo, que
ha estado completamente perdida en esa enfermedad que estuvo a punto de
destruirla en tantas ocasiones. El hecho de que pase meses muy buenos no
significa que ya esté a salvo de la ansiedad, de su bipolaridad... pero no
hacía falta que nadie me lo recordase continuamente, y mucho menos mi hermana.
Estar así con mi hermana me duele muchísimo, pero no me siento capaz de
intentar solucionar las cosas con ella. No soy capaz de hablar lo que está
ocurriendo porque ella no está nada receptiva, está a la defensiva
continuamente y no se puede hablar calmadamente con ella. Incluso Gabriel nos
dijo que, por el momento, prefería mantenerse alejado de ella para evitar que
acabasen mal. Lo encuentro lógico. Me da mucha pena que Casandra haya rechazado
la posibilidad de compartir su vida con alguien que merece la pena de verdad,
porque Gabriel es muy buena persona, es un hombre muy noble, muy amable, muy
inteligente y cariñoso. No tengo la esperanza de que mi hermana cambie de
opinión. Va a quedarse muy sola si sigue comportándose así con las personas que
la queremos. Me duele mucho que conmigo esté tan distante, pero lo que sobre
todo me hace daño es que ignore a Agnes de esta manera. Agnes le ha perdonado
muchos desplantes que ella le hizo, la ha perdonado en infinidad de ocasiones
por haber hablado mal de ella. La ha alojado en su vida después de que mi
hermana la criticase injustamente, y ahora parece como si nada de eso tuviese
importancia. Agnes sí aprecia a mi hermana, y mucho, pero a mi hermana parece
darle igual que la quieran. Me duele muchísimo que mi hermana hable de Agnes
como si fuese una mujer desconocida y despreciable, que la llame enferma
mental, que diga que nunca estará bien, que empeorará con el paso de los años.
Me duele que dude de sus palabras, de sus sentimientos. Me duele que hable de
ella con ese desprecio, con esa rabia contenida, con ese sarcasmo que me hiere
como si fuese un cuchillo deslizándose por mi alma. No puedo soportar que
hablen mal de Agnes, que la traten mal, que la rechacen. Ya lo han hecho
muchísimas veces a lo largo de su vida. Me duele porque la amo, pero también
porque sé que Agnes es muy buena, es gentil, es leal, es cariñosa, sincera,
amable, comprensiva y dulce. No es justo que la traten mal, que hablen mal de
ella, y lo que más me hiere es que lo haga la otra persona más importante de mi
vida: mi hermana.
No sé si alguna vez podremos volver a ser las de
siempre porque a mí se me ha quebrado algo por dentro. Estoy profundamente
decepcionada con ella, pero también lo estoy un poco con la vida porque no
entiendo por qué mi hermana tiene que fallarme de este modo. No obstante,
siempre me tranquilizo cuando recuerdo que tenemos en nuestra vida a personas
maravillosas que nos quieren de verdad. La familia de Agnes es increíble. Son
todos personas muy buenas, humildes y cariñosas con las que se puede hablar de
todo. Me llevo estupendamente con Anxos. Incluso permanecemos hablando durante
horas cuando Agnes da sus eternos paseos por Ourense junto a Laila. No
obstante, a Anxos no me atrevo a confesarle cuánto me preocupa el estado
anímico de Agnes. Le oculto lo que ella me cuenta sobre sus paranoicas ideas,
pues sé que Anxos se desasosegaría muchísimo si conociese lo que siente Agnes.
Anxos sabe que su hija tiene ansiedad y desánimos muy fuertes, pero no es
necesario que conozca todo lo que le ocurre. Anxos también es muy sensible, no
tanto como su hija, pero hay que cuidarla.
Escribo sobre todo esto porque necesito desahogarme,
pero, en realidad, no me siento triste ni hundida. Necesito quitarme de encima
tantas cosas... Necesito reciclarme, y no sé cómo hacerlo. Estar con Agnes me
ayuda mucho. Cuando compartimos nuestros momentos más íntimos y bonitos, siento
que mis profundas preocupaciones disminuyen por unos momentos, pero cualquier
detalle puede darles fuerza otra vez. No obstante, tengo que luchar, tengo que
ser fuerte porque Agnes me necesita, y mucho, y no puedo permitirme hundirme
porque tengo que recibirla en mis brazos si ella cae otra vez. Tengo que ser su
apoyo cuando a ella le falte el equilibrio anímico que necesita para vivir.
Mas siento que, aparte de Agnes, yo no tengo en quién
agarrarme si me siento caer. Agnes puede sostenerme cuando más trémula me siento,
pero a ella, a veces, no puedo decirle cuáles son los motivos que me desaniman
tanto. No obstante, tengo totalmente aceptado que Agnes será para siempre la
única persona que compartirá mi vida conmigo de verdad. Los demás pasan. Ella
sí se quedará a mi lado para siempre. No dudo de su amor ni de su alma. Su alma
es pura y está llena de tanto amor que, muchas veces, ni siquiera ella misma
sabe experimentarlo.
También me habla mucho últimamente de los sueños que
tiene. A través de los sueños, está recibiendo revelaciones de sus vidas
pasadas. Cuando me habla de lo que sueña, me parece increíble que pueda ser
cierto todo lo que me cuenta. Es algo tan mágico que me parece parte de una
historia de fantasía; pero no puedo dudar de ella, de su sinceridad. No
obstante, a veces tengo miedo a que les dé demasiada importancia a esos sueños.
Y creo que dejaré de escribir por hoy. Aún nos quedan
muchas cosas por hacer y al día casi ya no le quedan horas.
No me extraña anda que Artemisa esté tan decepcionada con su hermana. ¿Que le estará pasando? Esto me descoloca, no pensaba que Casandra fuese así y me entristece se comporte de esta forma. Artemisa se queja de sentirse sola, de que no tiene a nadie a quién contarle sus preocupaciones. Es verdad que cuenta con Agnes, pero cuando está pasando un crisis o le ocurre algo, no tiene a nadie con quién hablar. Su hermana le está fallando, tanto que está en un punto que la relación se puede romper para siempre. ¿Que le pasa? ¿Tanto odia a Agnes? ¿No quiere a su hermana? En serio, parece que la enferma es ella, no es normal que se comporte de esa forma. Está siendo muy injusta con su hermana y con Agnes. Parece que ha perdido el corazón o que está poseída por el odio y la maldad.
ResponderEliminarAgnes tiene una idea loca en la cabeza jajaja. Hay mucha gente que conspira para "destruir el mundo", entre comillas, porque lo que se proponen es destruir un bosque, un parque, viviendas o lo que sea para edificar y ganar dinero, o iniciar una guerra para obtener el poder. Aunque Agnes habla de una especie de organización, grupo mafioso. Los hay por ahí de muchos tipos, algunos sorprendentes, ocultos, y tampoco es una locura que pueda existir, pero da miedo que esto sea un síntoma de la enfermedad de Agnes y es normal que Artemisa se preocupe. Encima, ahora está con la anemia y no mejora...todo se le viene encima. Espero que la situación mejore pronto y que la cabezota de su hermana reaccione antes de que sea demasiado tarde...Es que incluso Gabriel se aleja de Casandra...¿se estará volviendo loca? Ntoch, un capítulo genial, me lo he leído en un momento. ¡Estoy deseando leer el de Agnes!
La relación de Agnes y Artemisa tiene una componente enferma/enfermera, es decir, en una primera aproximación, Artemisa cuida de Agnes, que esta afectada de una dolencia que podríamos, simplificando mucho, llamar depresión, aunque para el caso sería igual cualquier otro trastorno. Es esta una situación muy interesante cuando se da en el seno de una pareja, porque al pasar el tiempo los papeles suelen intercambiarse, es decir, poco a poco la persona "sana" empieza a padecer de algún modo, y a su vez la parte enferma trata de ayudar. Eso queda perfectamente expuesto cuando Artemisa se queja de la insensibilidad de su hermana...
ResponderEliminarsabiendo perfectamente que a mí me afecta mucho que Agnes esté mal. No estoy recibiendo nada de apoyo por su parte. Nadie me pregunta cómo llevo que Agnes haya recaído, a nadie le importan mis lágrimas, mis preocupaciones, mi insomnio, mi cansancio... Sólo Agnes se da cuenta de que no duermo bien, sólo Agnes me cuida y me escucha.
Curiosamente, luego relata cómo está muy preocupada por su anemia, lo que refuerza esa idea de que quien cuida a alguien enfermo termina por sucumbir también de algún modo, no he podido evitar que esa idea se convirtiera en la columna vertebral del capítulo. En todo caso, lo llevan lo mejor posible, están los problemas de salud pero saben seguir viviendo, compartiendo en lo posible el amor y la felicidad de la que disfrutan, tal vez porque ambas saben que no se puede desperdiciar el tiempo en lamentaciones. Y eso está muy bien, Artemisa no se queja de los achaques de Agnes, al contrario, comprende que estar a su lado es algo hermoso y bueno para ella.
Lamentable la situación de Casandra, parece ensimismada e insensible, me parece a mí que si no se pone las pilas va a perder a Gabriel... La vida sigue, el tiempo pasa, y es un gusto tener este agujerito indiscreto que es tu novela para asomarnos a la vida de todos estos personajes. Por cierto, ¿qué tal se llevarían Agnes y Sinéad?