jueves, 26 de diciembre de 2019

DIARIO DE ARTEMISA: JUEVES, 26 DE DICIEMBRE DE 2019


Jueves, 26 de diciembre de 2019
Mi hermana se fue el martes a Ourense y, según me ha contado, está pasándoselo muy bien y está muy a gusto allí apartada de los ruidos de la ciudad y del estrés de la rutina. Lo que no me ha dicho es que también está muy a gusto lejos de la profunda negatividad que llena nuestras vidas por culpa de mi horrible estado de salud. Hace unos minutos, estuve hablando durante más de una hora con ella y me ha contado todo lo que ha vivido desde que llegó allí. Yo le he insistido en que me hable de todo sin sentir miedo a herirme. Quiero que me lo cuente todo. No me sienta mal que me hable de Agnes. Yo no sé lo que me está pasando, pero me siento distinta desde hace unos días. Hace una semana, todavía estaba sumida en esa inmensísima tristeza que me quitaba por completo las ganas de luchar y de vivir, pero, desde hace unos pocos días, me despierto sintiendo una energía muy bonita llenándome el alma. Es como si hubiese amanecido por dentro de mí. Incluso me siento más fuerte. Llevo desde el lunes yendo a caminar por las mañanas, cuando sale el sol, y me siento muy a gusto paseando por el campo. La calma que lo invade todo se me mete en el alma y me da fuerzas para seguir caminando. No sé de dónde proviene esta energía tan bonita, pero no quiero que se vaya. Ojalá me durase para siempre. Si se queda conmigo, estoy totalmente segura de que me curaré, de que podré luchar contra esta horrible enfermedad. Quiero vivir. Siento latir en mí el deseo de batallar contra todo lo que me impida ser feliz. Quiero vivir. Hace muchísimo tiempo que no siento ese deseo gritando con fuerza en mí y quiero aferrarme a él para luchar por mí. Sé que me curaré si siento este ánimo, si consigo mantener conmigo este ánimo tan bonito. Incluso mi hermana ha notado que estoy diferente. Ha podido oír en mi voz ese aliento que hace mucho tiempo que no siento y eso le hace feliz. No sé cómo explicar lo que siento y tampoco sé por qué de repente me siento tan distinta, pero, inesperadamente, me di cuenta de que había algo diferente en mí; algo que me hacía sonreír, como una caricia en el alma, como una voz que me enviaba pensamientos positivos y una energía luminosa que me instaba a salir de casa y disfrutar del sol. El sol también me da mucha energía, me envía luz... pero yo siento que esta energía tan bonita me viene de otro lugar. No sé de dónde proviene, pero sé que no procede ni de mi entorno ni de la medicación que tomo porque llevo muchas semanas medicándome, y hasta ahora no he notado ningún efecto. Incluso tengo ánimo para cocinar, para salir a comprar, aunque me canso mucho, pero el cansancio no me detiene. Simplemente, me detengo un poco para recuperar el aliento y luego sigo caminando, a mi ritmo. Hace mucho tiempo que no puedo caminar tan rápido como antes, pero sé que esto es temporal. Además, he perdido tanto peso que enseguida me siento agotada, pero ahora sí tengo paciencia conmigo misma, ahora sí tengo la capacidad de comprender mejor a mi cuerpo enfermo y de mimarlo como mejor se merece.
No sé qué me ocurre, pero me encanta sentirme así y no quiero que esto cambie. Quiero estar así para siempre. Cuando le confesé todo esto a mi hermana, noté que se emocionaba, que me decía que se alegraba con la voz temblorosa. Mi hermana está pasándolo muy mal por mí, pero sé que no es la enfermedad que me ataca lo que más la desanima, sino el hecho de que yo no quisiese luchar por mi vida. Digo quisiese porque ahora sí quiero luchar por mi vida.
Mi hermana me ha contado cosas muy bonitas que me han hecho tener aún más ganas de luchar por mi vida porque el hecho de que ocurran esas cosas tan hermosas me anima a creer que yo también podré vivir acontecimientos preciosos que me llenen el alma de magia y felicidad. Al principio, mi hermana se mostraba reticente a explicarme esas cosas bonitas, pero al final conseguí convencerla de que me las contase. Cuando lo hizo, al contrario de lo que ella creía, no me sentí triste ni rabiosa. Me sentí feliz por ello; pero empezaré por orden o al menos lo intentaré. Me siento con fuerzas para escribir durante horas y voy a aprovecharme de ello.
Mi hermana me contó que, cuando llegó a Ourense con Gabriel, los recibió Anxiños con mucho amor y calor. Enseguida se reencontró con Agnes. Hacía mucho tiempo que no se veían. Creo que hacía por lo menos un año. Un año sin verse, un año en el que ocurrieron muchas cosas, en el que estuvieron a punto de perder el contacto para siempre; pero Agnes es muy buena e indulgente y perdonó a mi hermana lo mal que la trató en su momento. Agnes piensa que es mejor perdonar a las personas que queremos en vez de estar a disgusto con ellas impidiendo vivir los momentos hermosos que la vida nos tiene reservados.
Mi hermana me dijo que se sintió y se siente muy a gusto con Agnes, que Agnes la acogió en su casa con mucho cariño, que han estado hablando durante horas sobre miles de temas distintos, que Agnes está muy diferente y muy guapa... Estuve a punto de decirle que tampoco hacía falta que le echase tantos halagos a Agnes, pues lo único que conseguía era alimentar más el amor que siento por ella; pero no se lo dije porque en realidad, me gustaba escucharla. Sé que Agnes está mucho más guapa que nunca; que le brillan los ojos porque es feliz, que está mucho mejor; que, al verla, parece imposible creer que haya estado tan malita... Lo que más me sorprendió fue oír que a mi hermana le había caído genial Lúa. Me dijo que le parecía una mujer fascinante, llena de virtudes, con un corazón enorme, con mucha bondad en el alma y miles de cosas preciosas más. Sé que Lúa es así, pero me cuesta reconocerlo porque me duele que sea el eterno amor de Agnes, pero no es justo que la deteste de esta manera porque quien más sufre por culpa de este sentimiento tan malo soy yo. A mí es a quien se le contamina el alma experimentando emociones tan negativas. He visto fotos de la cena del martes y me gusta verlos a todos juntos. Una parte de mi alma me revela que a mí también me gustaría estar con ellos. Me gustaría compartir con Agnes y su bonita familia esos momentos tan mágicos y alegres, pero, de momento, eso no es posible, principalmente porque estoy enferma, pero también porque todavía amo a Agnes con todo mi corazón y me dolería mucho verla tan feliz con Lúa; mas tengo la esperanza de que algún día pueda estar a su lado sin sentir que el corazón se me desgarra.
Agnes estaba preciosa el martes. Siempre lo está, pero el martes iba tan elegante y guapa... Me he tirado horas mirando las fotos que me pasó Casandra de ella. Llevaba un vestido rojo que remarcaba la perfecta y delgada forma de su cuerpo, tenía los ojos delineados con una sombra color terracota y los labios también pintados de un rojo discreto, pero muy elegante. Llevaba el pelo suelto, larguísimo que lo tiene ya, brillante. Estaba tan y tan guapa que no puedo evitar que me arda todo el cuerpo cuando miro esas fotos. Lúa también iba muy guapa. Llevaba un vestido blanco con una falda con mucho vuelo y con bordados de flores en el pecho y en el talle. También llevaba el pelo suelto. Lúa también tiene un pelo precioso. Últimamente me fijo mucho en el pelo de la gente porque echo mucho de menos el mío. Yo también lo tenía muy bonito. Mi cabello era fuerte, rizado, intensamente castaño... Ahora no sé cómo me crecerá. Me dicen que me habrá cambiado, que por culpa de la medicación y la enfermedad me crecerá más frágil, que tendré menos cantidad... pero no me importa. Quiero tener otra vez mi pelo y ya está, pero también quiero mi salud, mi vigor, mi fortaleza física, mi ánimo, mi energía, mi resistencia física... Ojalá pueda recuperar todo eso pronto.
Mi hermana me contó que la cena fue muy bien, que se sintió muy a gusto con todos, que los familiares de Agnes (y de Gabriel) son personas muy buenas, muy amables, muy nobles y humildes que lo dan todo a cambio de nada, a cambio de unas gracias con una sonrisa. Me contó que se rió mucho con todos ellos, que le encantó verlos bailar, cantar, tocar música, que era una gozada ver a Agnes bailar, cantar y tocar la pandereta, que incluso ella aprendió a bailar algunas danzas tradicionales. No obstante, lo que más me sorprendió de todo lo que me explicó fue esto:
Cuando terminaron de cenar, antes de empezar a tocar música, Lúa llamó la atención de todos ellos y, delante de todos, le preguntó a Agnes si quería casarse con ella. Agnes le dijo que sí, evidentemente, y no sólo eso, sino que, además, fue una escena muy bonita que les hizo llorar a casi todos. Agnes va a casarse con Lúa en primavera. Según me ha dicho mi hermana, Lúa ya lo tiene casi todo preparado. Sólo faltan algunas cosas, pero lo principal ya lo tienen organizado. Me alegro por ellas. Si se casan, quiere decir que Agnes ama a Lúa de verdad, que no me dejó por alguien que no quiere con toda su alma. Sé que no me dejó por ella directamente, pero indirectamente sí. Ella dejó de amarme cuando se reencontró con Lúa el año pasado, aunque le costó mucho reconocerlo. Ya he aceptado que Agnes siempre amó a Lúa como amó a su tierra. No niego que ella me amase, no lo niego porque con Agnes yo fui muy feliz y alguien que no te ama no puede hacerte feliz; pero yo no soy el amor de su vida. No pasa nada. Ella no puede dominar su corazón, ella ni nadie.
También quiero contar que el domingo fue mi cumpleaños y, sin que pudiese imaginarlo, mi hermana me organizó una fiesta. El domingo por la mañana, me obligó a arreglarme, a vestirme elegantemente, me maquilló... Yo no tenía ganas de celebrar nada, aunque el alma se me llenó de esperanza en cuanto mi hermana empezó a ayudarme a arreglarme. Incluso llegué a pensar que Agnes había venido de Galicia para darme una sorpresa, pero, evidentemente, eso no tenía ningún sentido. No obstante, mi hermana me contó que, el domingo por la mañana, Agnes la había llamado para pedirle que me felicitase de su parte. Agnes sabe que no me conviene hablar con ella, por eso no intentó llamarme a mí; pero para mí el hecho de que llamase a mi hermana y le pidiese que me felicitase de su parte ya es más que suficiente. Agnes sigue queriéndome, aunque no amándome, pero me quiere. Es imposible que no me quiera. Hemos compartido muchísimas cosas, hemos estado juntas durante más de cinco años... y nos hemos amado mucho, mucho. No puedes dejar de querer a alguien con quien has compartido tanto de la noche a la mañana, aunque sé que no me ama, que nunca volverá conmigo, nunca; pero tengo la esperanza de que podamos ser amigas en el futuro. Sé que podremos ser muy buenas amigas e incluso también de Lúa; pero, para ello, el alma también se me tiene que curar.
Hacia el mediodía, mi hermana me llevó a un restaurante donde nos esperaban ya la mayoría de nuestras amigas. Me he hecho amiga de las amigas de mi hermana y también estaban las chicas del templo. Me hizo mucha ilusión verlas a todas, aunque también me dio vergüenza que me viesen en ese estado. Tengo que llevar pañuelos para ocultar mi falta de pelo, estoy muy delgada, tanto que tengo que disimular mi cuerpo huesudo bajo bastante ropa, pues no encuentro ropa que me quede bien y tengo que llevar muchas capas. Además, siempre tengo frío y la piel se me ha puesto de un color pálido, cetrino... pero el domingo mi hermana me maquilló muy bien, tanto que mi piel parecía tener toda la vida que le está faltando a mi cuerpo. Aunque me encuentre mal continuamente, el domingo llegué a sentirme animada, incluso guapa. Hacía mucho tiempo que no me sentía guapa. En las fotos que hicieron, salgo con un brillo especial en los ojos. Hacía mucho tiempo que no salía tan bien en las fotos. Además, me sentí muy arropada y querida por todas. Todas me apoyaron mucho, me animaron. Tal vez la energía positiva que siento me venga de ellas, pero dudo mucho que sea ése su único origen. Mi hermana quiso decirme algo esta mañana. Cuando hablamos, quiso decirme algo sobre Agnes, pero se arrepintió enseguida y me dijo que ya me lo contaría en persona, cuando volviese. Intuyo que es algo muy bueno y estoy deseando saberlo, pero también tendré paciencia.
Hoy me haré caldo de verduras para comer. No puedo comer cosas fuertes porque enseguida vomito y el estómago se me ha vuelto muy delicado. Me lleno enseguida y cualquier cosa puede sentarme mal, aunque sea sólo un vaso de agua. He de tomar muchas infusiones para mantener estable mi cuerpo. La semana que viene, el lunes, tengo que ir al hospital para hacerme análisis y aplicarme el tratamiento y sé que será la primera vez que los análisis saldrán bien, mejor que nunca. Además, me siento a gusto y muy tranquila estando aquí sola en casa. Alguna tarde, viene Sandra; una amiga de mi hermana y mía con la que me llevo muy bien, y vemos alguna película, escuchamos música, hablamos... Me hace mucho bien estar con ella porque es una chica que tiene mucha inteligencia emocional y con la que se puede hablar de cualquier cosa. Me gusta estar con ella también porque es muy positiva y consigue hacerme reír con mucha facilidad.
Creo que ya dejaré de escribir. Me gustaría contar más cosas, pero he de. Hacer la comida. Sé que cada vez estaré mejor y eso me anima muchísimo. Ojalá consiga mantener conmigo esta energía tan bonita que tanto ánimo me da.


1 comentario:

  1. Las cosas van cambiando en el mundo de Artemisa, poquito a poco, pero se va viendo algo de luz. No quiero tirar todavía los cohetes, pero veo cosas que me gustan. Ya el simple hecho de que se despierte con energía positiva es una buena señal. Ahora parece que ve las cosas de otra forma, y como bien resume ella en una sola frase “quiere vivir”. Estoy completamente seguro de que esto tiene que ver en gran parte por los rituales que Agnes está haciendo por ella. Puedo equivocarme, pero creo que su energía positiva y cariño le está llegando, aunque ella misma no sepa de dónde procede ni se percate de ellos. Ella misma se pregunta de dónde puede proceder esta nueva luz que la ilumina, que le hace sentir ganas de vivir y luchar. Esto sin duda alguna la ayudará a superar su enfermedad, que la pobre está muy mal, falta de pelo, huesuda, pálida...es complicado ser positivo cuando te encuentras así, pero ella está empezando a serlo, y eso la ayudará mucho. Otra cosa positiva es que después de todo lo que le cuenta su hermana de Agnes y Lúa, ya no siente rabia ni tristeza, incluso se alegra por ellas cuando le cuenta que se van a casar. Es un gran cambio en ella, un paso para su recuperación, tanto a nivel emocional como físico. Otro mundo interesante es que no le sienta mal que a su hermana le caiga bien Lúa, por fin está viendo las cosas desde otra perspectiva, y eso me gusta mucho. Por si todo esto fuera poco, tiene la esperanza de que algún día puedan ser amigas, incluso de Lúa. ¡Ojalá llegue ese momento! Ahora parece que se está abriendo más, con su hermana y sus amigas, que ahora también lo son de ella. Especial mención hace en Sandra, parece que se está convirtiendo en una gran apoyo para ella. Esta entrada esta cargada de una energía especial, de esperanzas. Me gusta el cambio que está haciendo Artemisa y lo que está haciendo Agnes por ella. Estoy deseando leer la continuación. ¡No tardes!

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