sábado, 9 de noviembre de 2019

DIARIO DE ARTEMISA: MIÉRCOLES, 6 DE NOVIEMBRE DE 2019


Miércoles, 6 de noviembre de 2019
No escribo desde que me fui de Ourense. No lo he hecho porque realmente no he tenido ganas y porque he preferido emplear el tiempo que tenía en otras cosas. Tampoco me apetecía convertir mis sentimientos en palabras. Mi vida ha cambiado muchísimo y creo que para bien. Trabajo en el herbolario de mi hermana y me estoy preparando para las próximas oposiciones de educación que se convoquen, que todavía no es seguro que se convoquen, pero seguro que para el año que viene podré opositar otra vez. No obstante, no tengo prisa por trabajar como profesora porque el trabajo en el herbolario me gusta muchísimo, más de lo que pensaba, y además también estoy haciendo cursos muy bonitos de terapias alternativas. He recuperado el contacto con mis antiguas amigas y parece como si el tiempo no hubiese pasado. Seguimos confiando las unas en las otras como siempre, como si no hubiésemos estado separadas. También he vuelto al templo de la Diosa, con mi hermana, y me siento muy contenta por haber recuperado el contacto con todas las de allí. He celebrado ya con ellas algún ritual y también alguna Tienda roja. Todas me han recibido con los brazos abiertos y con un cariño inmenso. Me siento muy bien aquí, muy realizada y querida. Sin embargo, eso no significa que no eche de menos a Agnes y que no me pregunte, de vez en cuando, si hice bien en dejarla. Me duele muchísimo recordarla. Cuando me acuerdo de Agnes, toda la belleza de mi vida amenaza con desvanecerse y la luz de mis días intenta convertirse en oscuridad. No hablo con ella desde el lunes pasado, día en el que tuve una crisis muy fuerte y en el que dudaba profundamente de si había hecho lo correcto viniéndome a Manresa. La llamé a eso de las once de la mañana, sabiendo perfectamente que ella estaba en la cafetería, y empecé a preguntarle si ella volvería conmigo en el caso de que se lo pidiese. Noté que a ella le afectaba mucho que le hiciese esa pregunta. Tardó mucho en contestarme con sinceridad. Intentó aplazar esa conversación alegando que estaba trabajando, pidiéndome que la llamase más tarde y diciéndome que luego me llamaba ella, pero no me daba la gana de esquivar esa conversación cuando tanta necesidad tenía de mantenerla con ella. Sé que soy muy egoísta e infantil, pero es que necesito estar segura de que Agnes ya no confía en que podamos volver nunca más, en que definitivamente nos hemos separado para siempre. Ella acabó contestándome que no podríamos estar juntas mientras ninguna de las dos cambiase sus intereses o su manera de pensar. Lógicamente, hablaba sólo de mí porque ella piensa que el sentimiento que tiene por su tierra tiene mucha más validez que lo que yo sienta por la vida que teníamos antes de que ella lo dejase todo para volver a Galicia. Sé que ella cree que yo no tengo ningún vínculo anímico con Cataluña y que lo que más me tiene que importar es el amor que siento por ella. Está muy equivocada. A mí me interesa sentirme realizada como persona y en Ourense no lo conseguía nunca, por muy duro que trabajase. Además, después de todo lo que he estudiado, no considero que tenga que pasarme el tiempo de mi vida trabajando de camarera. No estoy desprestigiando ese trabajo, pues bien duro es, pero no va conmigo, lo siento, pero no va. Todo lo que allí tenía lo tenía porque Agnes lo quería. Yo no tenía nada allí, ni siquiera su amor porque nunca dejó de pensar en Lúa. Lúa nunca murió para ella. Estoy segura de que Agnes volvió conmigo por pena, por miedo a que intentase de nuevo quitarme la vida, no porque me quisiese, y también estoy convencidísima de que, si Lúa no hubiese muerto, aunque hubiese intentado volver a estar conmigo, habría acabado dejándome por Lúa porque yo siempre supe que estaba mucho más enamorada de ella que de mí. También creo que pensaba en ella cuando estaba conmigo. Agnes puede ser feliz sin mí. No me necesita para nada. Cuando le hice esa pregunta la semana pasada, noté que se reprimía las ganas de llorar, pero no me confesó nada extraordinario. Le pregunté también si me echaba de menos y me respondió con otra pregunta, muy a la gallega, como ella hace. Me preguntó qué sentido tenía que me dijese que me echaba de menos o no si no íbamos a volver. Sí, sé que no la recuperaré nunca mientras no me haga a la idea de que tengo que vivir en Galicia si quiero estar con ella, pero me cuesta aceptarlo porque lamentablemente estoy muy enamorada de Agnes, locamente enamorada, pero ahora ya no me quitaría la vida por ella ni nada, en absoluto, porque quiero vivir y recuperar todo el tiempo que he perdido estando enamorada de una persona que ama más a su tierra que a las personas. 
Estoy escribiendo todo esto con rabia, pero no con tristeza. Ya he llorado demasiado por Agnes. No lloraré más por ella. Sí la echo de menos, pero incluso es que echarla de menos me da rabia. Me enfado conmigo misma cuando me sorprendo recordándola, cuando me doy cuenta de que llevo más de dos minutos observando con minuciosidad alguna fotografía que ha colgado en el Instagram, que lo usa más que nunca desde que me fui, por cierto. Yo también lo uso mucho porque quiero demostrarle que mi vida es perfecta, porque quiero convencerla de que aquí yo sí puedo ser totalmente feliz. Si no es del todo verdad, ya da igual. Lo que me importa es que se lo crea, es que le dé rabia verme más feliz de lo que me veía en Ourense, que piense que fue egoísta, que sepa que mi mundo no termina en ella. No quiero hacerle daño. Tampoco quiero vengarme de ella por haberme obligado a dejar todo lo que tenía aquí por intentar recuperarla. Sí, sé que decir que me obligó está mal porque ella no me pidió en ningún momento que fuese junto a ella, pero precisamente por eso, porque no me lo pidió, porque fue egoísta, la más egoísta del mundo, al irse y dejarme aquí, sin importarle que yo estuviese muy feliz aquí, con todo lo que teníamos, y encima lo dejé todo para nada porque ella no me quería a mí, quería a Lúa. ¿Por qué no me dijo antes que ella era el amor de su vida? Me hizo perder el tiempo, mucho. Pues ahora no me tiene ni a mí ni a Lúa. Menos mal que ella se fue porque de esa manera sabrá lo que es estar realmente sola, como me he sentido yo durante meses a pesar de estar con ella, sola, sola en medio de un montón de gente que ni me iba ni me venía, en un lugar que no podía ser mi hogar.
Pero parece ser que a ella las cosas también le van estupendamente. No parece echarme de menos. Quizá no tenga tiempo para extrañarme porque se pasa las horas con una tal Uxía que sale con ella en todas las fotos que sube al Instagram, o en casi todas. Está con ella en todos los vídeos que sube en los que se las ve ensayando con el resto del grupo. Qué bien le va todo. Tendría que haberme ido antes. No sé por qué no la dejé en cuanto me di cuenta de que seguía llorando por Lúa. He sido muy tonta, muchísimo. Y encima me contó la semana pasada que se iba de viaje a Italia con su madre y con esta tal Uxía que seguro que es la sustituta de Lúa, porque seguro que con ella tiene millones de cosas en común, al contrario que conmigo. Conmigo ya no compartía ni el aire. En fin, que no pienso volver a ser tan tonta por nadie.
Con mi hermana estoy mejor que nunca y también ella está estupendamente con Gabriel. Hacen una pareja muy bonita. Yo estoy viviendo con ellos, pero en ningún momento me hacen sentir que sobro. Eso sí, con Gabriel no toco el tema de Agnes para nada. No hablo de Agnes delante de él porque sé que se puede sentir incómodo, aunque tampoco tiene motivos para sentirse mal, pues tendría que entender perfectamente lo que ha ocurrido, pero por si acaso. No quiero que haya malos momentos ni malas energías. Gabriel está viviendo aquí desde hace un mes por lo menos y está trabajando en un hospital que hay muy cerca de casa. Todo les va estupendamente e incluso están pensando en comprar un piso más grande. Yo también quiero tener mi propio piso y ya he empezado a mirar algunos, pero, claro, me gustaría tener un sueldo más alto para poder comprarme un piso y, hasta que vuelva a trabajar como profesora, creo que no podré independizarme. De todas maneras, no tengo prisa por hacerlo porque con mi hermana estoy muy a gusto. Es mi familia, toda mi familia.
Sí que es cierto que hay veces en las que una vocecita en mi interior me pregunta si creo que estoy haciendo lo adecuado con Agnes si nos queremos tanto, pero dudo mucho de que ella me siga queriendo. Lo nuestro ha quedado atrás para siempre. No creo que volvamos nunca más. Muy claro ha quedado ya lo que ella prefiere. Yo creía que Agnes vendría a buscarme aquí a Manresa y me pediría que volviésemos. Creía que ella me pediría que empezásemos de cero donde fuese, que lo importante era estar juntas, pero no ha sido así y jamás lo será. Ella no se marcharía nunca de Galicia por mí, jamás. 
Mi hermana me dice que tengo que buscarme a otra persona para la que yo sea lo imprescindible y lo esencial, pero, sinceramente, todavía no quiero tener nada con nadie porque sigo muy enamorada de Agnes. Ojalá pudiese destrozar este amor y tirarlo a la basura, a esa basura que no permite reciclaje. Tampoco necesito estar con alguien para sentirme realizada. Creo que lo que debo hacer ahora es reencontrarme y reconciliarme conmigo misma. Todavía tengo heridas que me sangran y ansío volver a ser yo misma, la Artemisa que era capaz de dejarlo todo y empezar una nueva vida sin miedo porque se sentía completamente conectada consigo misma. Ésa quiero ser yo. Quiero ser yo de nuevo.


1 comentario:

  1. Menuda entrada, muy sorprendente. Por una parte, se la ve "feliz", entre comillas porque todo lo que tiene que ver con Agnes le duele y siente rabia, que eso nunca es bueno, así que feliz no es. Me parece maravilloso que esté satisfecha con su vida, con su hermana y el trabajo que tiene, de vuelta con las amigas y en un lugar que le llena y le gusta. Todo esto está muy bien si no fuese por esa forma de pensar, por las cosas que dice. Es terrible que piense de esa forma, no es la Artemisa que conocimos, la chica buena y cariñosa que todo el mundo quería. Eso de intentar dar celos a Agnes, fingiendo felicidad por Instagram y pensando cosas tan horribles como que ahora está sola, ni con Lúa ni con ella, es espantoso. Es muy injusta. Agnes se marchó a Galicia en busca de su sitio, donde realmente quiso estar siempre, ella misma fue testigo de lo mal que lo pasó, de lo enferma que estuvo por esta razón, estaba claro que debía volver a Galicia, por ella misma, por su salud. Artemisa se marchó dos años fuera y Agnes jamás se lo ha recriminado. Ella sin embargo, no cesa de recriminarle que se marchase a Galicia. ¡Parece que desea que sea infeliz! Tampoco le puso un cuchillo en el cuello para que se fuese con ella a vivir, fue cosa de ella. En lo único en lo que le puedo dar la razón, y en parte, es en cuanto a lo referente a Lúa. Es verdad que Agnes ama a Lúa, piensa mucho en ella y eso eclipsó su relación, incluso mucho después de su muerte. Aunque a pesar de ello, la relación se marchitó por culpa de Artemisa, que no dejaba de quejarse continuamente y poniendo piedras en el camino. Debería olvidarse de Agnes, empezar de cero de verdad, dejando de espiar el insta de Agnes y centrándose en ella misma. Con el tiempo, la heridas cicatrizarán y podrá ver las cosas desde otra perspectiva. Su actitud actual no es sana ni buena para ella misma. Espero que recapacite y empiece de verdad una vida nueva.

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