miércoles, 13 de mayo de 2020

DIARIO DE ARTEMISA: MARTES, 12 DE MAYO DE 2020


Martes, 12 de mayo de 2020
Hace una semana, empecé a salir a caminar todas las mañanas, a las siete y media, regresando a las ocho y media a casa. No me atreví a salir antes, pero, desde que empecé a hacerlo, me siento distinta, esperanzada y mucho más alegre que antes. Tenemos la suerte de vivir en las afueras de Manresa porque por aquí no encuentro a mucha gente cuando salgo a andar. Por la noche, también salgo un poco con mi hermana. Al principio, no estaba de acuerdo con salir dos veces al día; pero mi hermana me convenció de que lo hiciésemos y en realidad no ocurre nada porque por aquí casi no hay nadie. En cambio, por el centro, sí hay más gente. Las primeras veces que salí, me sentía muy débil porque, pese a hacer algo de ejercicio en casa, hacía mucho tiempo que no me esforzaba durante tanto tiempo andando; pero fui adquiriendo fortaleza a medida que salía y luchaba contra la debilidad que me dominó durante todos estos meses. Me desanimaba mucho sentirme tan débil cuando siempre he sido tan fuerte y he tenido tanta resistencia cuando corría. Ahora ya me siento más viva. Cuando llegaba a casa la semana pasada después de caminar durante una hora, tenía que tumbarme durante un buen rato hasta que conseguía recuperarme del esfuerzo. Ahora, por suerte, ya no tengo que recuperarme de nada, al contrario, a veces hasta siento que tengo un exceso de energía y que me apetece hacer muchísimas cosas.
Mi hermana abrió ayer el herbolario y lo está preparando todo para comenzar a recibir clientes a partir de la semana que viene. Tiene muchas ganas de recuperar la rutina que teníamos antes de que me enfermase. Llevamos muchos meses alejadas de la felicidad y la tranquilidad. Cuando al fin me curé, empezó esta pesadilla.
Sé que todavía nos queda mucho camino por recorrer para que todo vuelva a ser medianamente normal en nuestras vidas, pero siento que vamos por la senda correcta si queremos salir de esto. Me apena mucho que haya muerto tanta gente por culpa de esta terrible enfermedad nueva para la que nadie estaba en absoluto preparado. Nadie se imaginaba que podría suceder algo así cuando empezó este año. Veíamos las noticias de China desde una distancia que creíamos que nos protegería, pero la maldita globalización provoca que no podamos huir de nada, que a todos nos pase lo mismo, que no haya fronteras de ningún tipo.
Esto que ha ocurrido me ha enseñado mucho, pero también me ha hecho descubrir lo que quiero para mi vida. Yo no quiero vivir en una ciudad por nada del mundo. Cuando todo esto pase de verdad, me iré a vivir a un pueblo, me sacaré el carné de conducir y trabajaré como profesora donde sea. Yo no quiero renunciar a mis sueños. Mi hermana me ha ayudado a reencontrarme conmigo misma. He podido sentir que no he desaparecido, que mi verdadera manera de ser sigue encerrada en mi alma esperando a que la reviva, a que le preste atención y la escuche. Además, están pasándome cosas muy bonitas estos días, cosas que para nada esperaba que me ocurriesen y que todavía no me acabo de creer realmente, pero no quiero escribir de un modo tan desordenado. Tardo tanto tiempo en escribir porque me cuesta mucho explicar lo que vivo y también encontrar un momento para sumergirme en mis pensamientos. Hago muchas cosas al día. Desde ayer, me encargo de todas las tareas de la casa porque mi hermana pasa muchas horas trabajando y no es justo que vuelva de la herboristería y tenga que trabajar aquí también. No me importa hacerlo. Llevo muchos meses permitiendo que me ayuden en todo. Me gusta cocinar, limpiar, ocuparme del orden, de la limpieza, incluso de la compra. Antes no me atrevía a salir a comprar, pero ahora incluso disfruto haciéndolo, aunque tomo todo tipo de medidas de seguridad porque, a pesar de que estemos mejor, no hay que bajar la guardia en ningún momento. Lo que me agobia mucho es tener que desinfectar todo lo que compro cuando llego a casa, pero siento que tengo todo el tiempo del mundo para hacer todo lo que quiero hacer y aún me sobran horas en el día que, evidentemente, aprovecho leyendo o intentando escribir la novela en la que estoy trabajando, pero las cosas que me están pasando últimamente me tienen bastante desconcentrada y me cuesta mucho inspirarme. Tengo muchas cosas en la cabeza. También estoy estudiando por si se convocasen unas oposiciones y no empezar de cero con menos tiempo si eso sucediese.
Me siento distinta. Hace una semana que noto que algo va a cambiar o está cambiando ya en mi vida y ni siquiera yo soy capaz de creerme que me esté pasando esto. Sería maravilloso que fuese real y no se basase sólo en un deseo de que eso pase o en una esperanza. No me gustaría que esto quedase en nada. También me siento más a gusto físicamente porque he recuperado el color de mi piel, siempre algo bronceada, el brillo de mis ojos y también me gusta cómo me está creciendo el pelo. Es cierto que lo tengo todavía muy corto, pero ya no necesito ponerme esos pañuelos que ocultaban la falta de mi rizada y viva melena. Me motiva más maquillarme y vestirme con esas prendas floreadas que tanta vida le daban a mi aspecto. Además, tengo que confesar que me gusta mucho la forma de mi cuerpo. Estoy algo delgada, es cierto, pero tengo esas curvas que antes tanto caracterizaban mi cuerpo. Mi hermana me ha repetido ya muchas veces que estoy volviendo a ser la Artemisa de siempre y eso me hace sentir muy feliz y con más ganas de luchar por mi felicidad. Incluso estoy componiendo canciones con la guitarra inspirándome mucho en lo que he vivido en los últimos meses de mi vida. Compongo canciones que tratan del desamor, también de la distancia y de la falta de libertad, pero también de la incansable energía de la naturaleza, también sobre la creencia de que hay algo superior a todos nosotros que nos ha querido dar una lección, que ha querido pararnos. Estoy completamente segura de que este virus nos lo ha enviado el Universo para que nos detuviésemos, para que detuviésemos esa carrera hacia ningún sitio que todos llevábamos casi sin aliento.
En relación con mi propia vida, el año pasado fue un punto final a algo que yo creía totalmente eterno e inquebrantable. Los primeros meses de este año también fueron un resquebrajamiento de todo lo que había tenido y sido yo misma y ahora siento que todo eso que me ha ocurrido ha supuesto un antes y un después en mi vida. Lo he pasado terriblemente mal por culpa de la ruptura con Agnes, pero también por culpa del cáncer. Sin embargo, ahora sé y siento que esos hechos que tanto me destruyeron se han convertido en los cimientos de mi nueva existencia, de un nuevo futuro para mí. Ha tenido que sucederme todo eso para que yo misma me reconstruyese con los pedacitos de mí que todavía palpitaban en mi alma; pero sé que no ha sido sólo esa pequeña fortaleza que siempre permanece intacta en nuestro interior, sino algo mucho más mágico que no podemos detectar lo que me ha ayudado a recuperarme tan rápidamente, no sólo física, sino sobre todo anímicamente. De ese algo hablaré dentro de unas líneas.
Tengo que contar tantas cosas que no sé cuál explicar antes. Ayer por la tarde, estuve hablando con Agnes y con Lúa por Skype. Ambas están muy bien y se nota mucho que son muy felices. Me alegro de veras por ellas, sobre todo por Agnes porque, si supiese que Agnes no es del todo feliz con la mujer que ama, entonces movería cielo y tierra para procurarle esa felicidad que le falta en su vida, pero sé que es totalmente feliz con Lúa. Me contó que hace una semana que abrió la cafetería, que al principio sólo entregaba pedidos y compras en el mismo local, pero ayer lo abrió a los clientes que quisiesen tomar algo en la terraza. Me explicó que los primeros días fueron muy duros y que este fin de semana tuvo una pequeña recaída, pero ya está bien. Se le notaba mucho que estaba tranquila. Le brillaban los ojos cuando hablaba y su voz sonaba llena de aliento y energía positiva; lo cual me demostró que aquella recaída que ella tildó de pequeña cuando en realidad seguro que fue mucho más grave de lo que afirma se había marchado por completo. En esos momentos, mientras la oía hablar, me daba cuenta de que por Agnes siento un cariño inmenso y le deseo lo mejor. En la novela que estoy escribiendo, hay un personaje que es exactamente igual que ella, que está inspirado en ella, pero ese personaje está muerto, en realidad, y con eso quería representar que el amor que yo sentía por Agnes también está empezando a morir.
Me sentí muy a gusto hablando con ellas. Estuvimos más de dos horas conversando de muchos temas. Yo me sentí tentada de explicarles lo que me está ocurriendo, pero no lo hice porque pensé y pienso que todavía es demasiado pronto para contarlo. Mi hermana intuye algo, pero no le he confirmado nada tampoco.
Lo que está pasando es que me estoy ilusionando con otra mujer y estoy ilusionándome mucho, como no pensé que podría ilusionarme después de haber estado tan locamente enamorada de Agnes. Por ella sigo sintiendo algo muy especial que sé que podría convertirse en ese amor tan fuerte que siempre sentí por ella si ella me ayudase a alimentarlo; pero, como sé que eso no va a pasar, tengo la esperanza de que ese sentimiento acabará deviniendo en la amistad más leal y sincera.
La semana pasada, empecé a hablar con esta mujer con la que me estoy ilusionando y por la que siento algo muy bonito que me sorprende mucho sentir porque no me lo esperaba para nada. El sábado de la semana pasada, me habló Uxía, la amiga de Agnes, esa mujer que también quiso tener algo con ella y de la que Agnes no fue capaz de enamorarse. Uxía me ha caído bien siempre, pero tampoco pude entablar una amistad profunda con ella cuando vivía en Ourense porque, como no estaba conforme con esa vida, no era capaz de abrirme a las amigas de Agnes. Evidentemente, nunca me atrajo ni mucho menos porque realmente nunca le hice caso. Ella sí trató de hablar conmigo en alguna ocasión y sí mantuvimos algunas conversaciones puntuales en las que me sentí muy a gusto y que me hicieron pensar que ella y yo teníamos algo en común que no sabía describir; pero repito que no estaba centrada en nada en esa época e incluso rechazaba a todas las personas que formaban parte de la vida de Agnes porque eran amigas suyas, no mías. Fui muy injusta e infantil.
Voy a parafrasear más o menos la primera conversación que mantuvimos porque me parece importante. Ella me saludó, se presentó (aunque resulte curioso, no tenía el número de teléfono de ninguna amiga de Agnes, excepto de Silvia porque Silvia era la persona que más confianza me inspiraba allí) y me dijo que Agnes le había dado mi número de teléfono porque me lo había pedido. Me dijo que quería saber cómo estaba porque no sabía nada de mí desde que me había marchado de Ourense. Me sorprendió mucho que me hablase. No me lo esperaba para nada, pero enseguida me sentí a gusto hablando con ella. Notaba que se interesaba por mí de verdad y, sinceramente, me halagó mucho que quisiese mi número de teléfono. Le conté, por encima, lo que me había ocurrido. Le expliqué que había sufrido mucho por culpa de una horrible enfermedad, pero que ya estaba mucho mejor. En mi foto de perfil de whatsapp, salgo tal como estoy ahora, con el pelo corto, con una camisa ancha de flores y unas mayas negras, con los labios pintados de rosa y con la sombra de ojos de color verde, combinada perfectamente con el color de las flores de mi camisa. Pues Uxía me dijo que estaba guapísima en esa foto. Se me ve desde lejos, entre los árboles, y detrás se abre el día. La verdad es que es la foto más bonita que me hago en mucho tiempo. Me la hizo mi hermana el primer día en el que salimos a caminar a las siete y media de la mañana, antes incluso de que yo decidiese hacer eso todos los días.
Cuando le conté lo que me había pasado, Uxía me grabó un mensaje de voz diciéndome que lo sentía mucho, lamentándose de no haber sabido que estaba pasándolo tan mal, asegurándome que habría estado apoyándome si lo hubiese sabido. Le respondí también por mensaje de voz (lo cual me resulta más cómodo e íntimo) que ni siquiera Agnes lo sabía, que ella lo supo a finales de año más o menos, si mal no recuerdo, que no quería decírselo a nadie porque no quería que se preocupasen por mí en exceso, que ya tenía bastante con sufrirlo yo. Ella me pidió que no volviese a apartar de mi lado a las personas que podían ayudarme. También me dijo que se había demostrado que Agnes era muy fiel y leal porque, sabiendo que yo estaba tan mal, no le había revelado a nadie lo que yo estaba viviendo. Sí, Agnes sabe guardar muy bien un secreto, pero no lo digo solamente por no haberle desvelado a nadie lo que me pasaba, sino por algo que, al fin, sé desde ayer. Ayer fue capaz de confesármelo; pero, cuando hablaba con Uxía, no tenía ni idea de lo que Agnes había hecho por mí. Tampoco sé si se lo habría dicho al pedirme ella que no alejase de mí a las personas que podían ayudarme cuando estuviese mal. Por mucho que yo hubiese querido mantener a Agnes lejos de mí durante esos horribles meses, no lo conseguí. Agnes me ayudó a través de la distancia utilizando su magia. Ayer, cuando le confesé que me encontraba mucho mejor y cuando me sentía tentada de contarle lo que me estaba pasando con Uxía, ella me dijo que tenía que explicarme algo, que habría preferido decírmelo en persona, pero, vista esta situación y como no sabemos cuándo nos veríamos, no le quedaba más remedio que contármelo en una videollamada.
Agnes supo que yo estaba enferma mucho antes de que se lo contase mi hermana. Lo supo porque se lo reveló su poder de intuición y porque se lo confirmaron los Arcanos. En cuanto supo que yo no estaba bien, se dedicó a celebrar rituales de sanación todos los días para enviarme energía positiva, luz y salud. Cuando supe lo que había hecho por mí, me puse a llorar inevitablemente. No sabía qué decir. Lúa me confirmó que Agnes siempre celebraba un ritual muy sencillo y mágico al ocaso, todos los días, sin falta, y que ella sentía que la energía que quería enviarme llegaba a mí nítida y luminosa. Ahora entiendo por qué siempre he sentido como un aliento invisible y hermoso alentándome a luchar, animándome a seguir adelante y luchar por mi existencia, por mí misma. Era la energía hermosa y fulgurante que Agnes me enviaba desde la distancia a través de la magia. No sé cómo agradecerle lo que hizo por mí. Sé que, si ella no hubiese intervenido así en mi vida, yo no me habría curado y tampoco habría encontrado la fuerza suficiente para creer en mí misma y en que la vida todavía podía ser preciosa para mí.
Que Agnes haya hecho eso por mí me demuestra, una vez más, que es una persona maravillosa, que en su alma no caben ni emociones ni sentimientos negativos. Agnes es la persona más buena que conozco y conoceré en mi vida. Cuando estaba con ella, ya lo sabía; pero me centraba más en su extraña enfermedad (que ahora entiendo que no era más que una morriña descontrolada y un estrés excesivo para su carácter altamente sensible) que en sus virtudes. Me centraba más en procurar que ella siempre estuviese bien sin importarme lo que realmente podía ser ella lejos de la estresante vida que la obligué a llevar durante tanto tiempo. Lo que no entiendo es cómo pudo recuperarse mínimamente aquí en Barcelona, lejos de su tierra. Ya tenía que quererme mucho para renunciar a su sueño una vez más. Sin embargo, yo nunca fui capaz de aceptar que ella no estaba siendo quien es realmente por culpa de vivir aquí. Lo que también me extraña mucho es que, después de todos los errores que he cometido con ella, nunca me haya guardado rencor y, para colmo, cuando la abandoné por no sentirme capaz de vivir en Galicia, después de sentir incluso envidia por ella, por verla tan feliz, ella haya sido capaz de hacer algo tan bonito por mí. Por eso no quiero perderla, no quiero. Quiero que seamos amigas para siempre. Me encantaría poder contarle lo que me está pasando con Uxía. Realmente es algo muy bonito y sé que se alegraría mucho por mí.
Todavía ninguna de las dos ha hecho referencia a por qué necesitamos hablar todos los días. Uxía también ha empezado a trabajar esta semana, pero siempre encuentra un buen rato para hablar conmigo, para llamarme. Hablamos durante horas mientras hacemos la comida, mientras hacemos las cosas de la casa. Incluso por la mañana ya hablamos desde bien temprano mientras yo salgo a caminar, que realmente no debería hablar con la mascarilla puesta, pero es que me apetece hablar con ella... Estamos conociéndonos. Le he explicado ya la mayor parte de mi vida, ella también me ha contado sus más antiguos recuerdos y también cuáles son sus inquietudes y siento que tenemos muchas cosas en común. Incluso nos reímos mucho hablando porque tenemos un sentido del humor muy parecido. Además tiene un acento muy bonito. Que no fuese feliz en Galicia no quiere decir que no me guste esa tierra ni el acento de sus habitantes. Una de las cosas que más me gustaron de Agnes cuando la conocí en esta vida fue su manera de hablar. Uxía me habla en castellano, pero no le pasa como a Agnes, que suelta palabras en gallego sin darse cuenta ni parece que le esté costando un mundo expresarse en esa lengua. Me hace reír tanto que a veces me parece que no sé reírme de esa forma porque es que hace mucho tiempo que nadie me hacía reír así.
También estamos compartiendo libros. Leemos el mismo libro a la vez y luego lo comentamos. Le he pasado grabaciones mías tocando la guitarra y ella también ha compartido conmigo algunos vídeos de sus ensayos. Me hace mucha ilusión ver tocar a Agnes junto a todas las demás. Sin embargo, sé que no quiero hablar con Uxía para que me cuente cosas de Agnes. No es para nada ésa mi intención. De Agnes prácticamente no hablamos. Las primeras conversaciones sí hablamos algo de ella, pero enseguida empezamos a centrarnos en nosotras mismas.
También hacemos videollamadas. Ella me ha enseñado su casa. Vive en una casa muy sencilla. Bueno, es un piso, realmente, pero me parece muy bonito. Vive con su hermana mayor, que me contó que se divorció hace poco, y también me la ha presentado. Me cae bien su hermana, pero tampoco he hablado mucho con ella. Cuando me voy a dormir, recuerdo todo lo que hemos hablado y, al despertar, lo primero que hago es escribirle, es darle los buenos días. Me estoy enganchando mucho a ella y no voy a negar que me da miedo. Además, ella me halaga mucho. Me dice cosas muy bonitas, me aconseja sobre la ropa que mejor me queda, me está ayudando mucho a recuperar mi autoestima. Sabe que todavía estoy curándome anímicamente de todo lo que me ha pasado y me comprende muy bien. Me ha visto llorar ya. Al hablarle de lo mal que lo pasé estos meses, me emociono. No puedo evitar llorar cuando le hablo a alguien de los horribles meses que viví por culpa del cáncer. Ella no se siente incómoda si me ve llorar, al contrario, me anima a que lo haga. Me parece muy curioso que hayamos hablado en una semana todo lo que no he hablado con nadie. De todas esas chicas que estaba conociendo ya no sé nada porque yo me aparté voluntariamente de ellas en cuanto empecé a hablar con Uxía. Es que desde el primer momento siento que hay algo, que a ella también le brillan mucho los ojos cuando hablamos. No sé por qué todo va tan rápido, pero me muero de ganas de verla en persona. Me dice que, en cuanto toda Cataluña pase a la fase cuatro, que es cuando podremos viajar, vendrá a verme; pero queda tanto para que eso pase...
Además, nunca me fijé en ella así, pero, desde que hablamos ahora, me parece muy guapa. Es sencilla, pero tiene unos rasgos muy bonitos. Tiene el pelo rizado como yo, también algo corto, es delgadita, es más alta que yo y me gusta mucho como sonríe. Tiene mucha luz en la mirada, tiene unos ojos verdosos muy bonitos. Ay, no puedo creerme que esto me esté ocurriendo. Mi hermana me dice que estoy distinta desde que hablo con ella y es verdad. Incluso compartimos música. Yo le paso canciones que me gustan mucho. Ella las escucha con atención y luego me dice lo que ha sentido con ellas. Evidentemente, sus gustos musicales se asemejan mucho a los de Agnes, pero también le gustan otros estilos a los que yo nunca les presté atención y está haciéndome descubrir grupos y cantantes que no conocía. Está dejándome entrar en su mundo. Nunca he sentido tanta ilusión y emoción por conocer el mundo de otra persona.
Voy a dejar ya de escribir porque me apetece hablar con ella. Voy a llamarla a ver qué tal le fue el día.

1 comentario:

  1. Artemisa está recuperando su esencia. La había perdido a causa de la enfermedad y el desamor. Poco a poco vuelve a ser ella misma, como bien dice Casandra. Salir a pasear le sirve como impulso para abrirse, para despejar la mente. Su hermana abrirá el herbolario al público la semana que viene y si las cosas van bien, podrán vivir con medio normalidad, y ella se encarga de todo lo que tiene que ver con la casa. Dice que se quiere ir a vivir a un pueblo. No te engaño si te digo que eso hasta lo he pensado yo jajaja, seguro que mucha gente más. Ay, lo que no me acordaba era de que no se había sacado el carné de conducir, pensaba que lo tenía. Se le resistió. Está estudiando, escribiendo y componiendo canciones con la guitarra. Aunque, lo más impactante de esta entrada es lo de Uxía, ¡se gustan! Parece que entre ellas ha nacido algo especial, algo mágico. Todo esto coincide con su confesión sobre Agnes, y es que su amor por ella está empezando a morir. Su corazón se libera y deja paso a Uxía. ¡Sería genial que la cosa fuese bien! Ella misma no se lo esperaba para nada, ha sido algo que ha surgido sin buscarlo, pero todavía se están conociendo y es pronto para confirmar nada. Gracias a Uxía, se ha entedado por fin que Agnes la ayudó desde la distancia. Con sus rituales, cada día. Ahora seguro que le cuadran muchas cosas. Es muy significativo que apenas hablen de Agnes, eso significa que está pasando a un plano más secundario en su vida. Se centran en ellas mismas y ríen, lloran y se cuentan todo. Es muy bonito cuando algo así ocurre. Espero que la cosa vaya bien. No podrán verse (en persona) por el momento, para la fase cuatro falta mucho (a este paso, años), pero lo están deseando y seguro que será un momento precioso del que nos hará partícipes (al menos eso espero). Esta entrada de Artemisa está cargada de optimismo, de energía positiva. Ha sido un chute de energía poder leerla. Poquito a poco, Artemisa vuelve a ser la de siempre. ¡Ánimo Artemisa!

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